domingo, 25 de enero de 2009
La Fuerza de la Imaginación
El golpe te despierta. Te incorporas y caminas hasta el baño. Tu andar es impreciso, zigzagueante. Sientes otra vez el puñetazo, repetitivo sobre tu nariz, como si una invisible mano de plomo te estampara los nudillos fríos. Llegas frente al espejo y ves la sangre que escurre, real. No te importa. Te bañas. Tal vez la sangre tambien es producto de tu imaginación.
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